lunes, 24 de julio de 2017

Daniel “Chino” Fernández dejará el básquet cuando finalice la presente Liga Boliviana (Libobasquet).

El País, mediante su suplemento Campeón pudo sentarse a conversar con el capitán histórico de La Salle sobre su carrera, mentores, cuotas pendientes, su mirada sobre la actualidad local y nacional más sus motivos para dejar la disciplina.

Víctor Daniel Fernández Ichazo nació el 17 de octubre de 1977 en la ciudad de Tarija. Desde muy pequeño casi a sus seis años de edad incursionó en el básquet, apoyado por su madre principalmente y un entorno social tarijeño amante del deporte canasta.

En la entrevista, él cataloga a sus profesores de inferiores como grandes mentores no solamente para la actividad muscular, sino además para la vida, resaltó a Oscar Ponce y Carlos Veramendy.

Si bien tiene historia particular en Unpayú y otros equipos más, su gran club fue La Salle, la institución con la que jugó torneos internacionales y conoció la gloria en el ámbito nacional. Como lasallano también supo ser en el último tiempo emblema y cara visible del plantel por el hecho de ser el capitán.

Piensa que en el nivel deportivo Bolivia creció, pero en lo institucional hay muchas limitaciones y no se está cuidando como se debería al “jugador”, a su criterio, el eje fundamental de este deporte.

El motivo principal de su alejamiento del deporte competitivo, es su familia, su señora (Cecilia Vaca) y tres hijos (Julieta, Martina y Daniel) a los cuales pretende brindarles mayor tiempo y espacio. Por otra parte subrayó que no es un retiro por merma física, sino mental ya que el deporte competitivo demanda responsabilidad.

El País: ¿Cuáles son sus primeros recuerdos en el básquet?

Daniel Fernández: Mi mamá es enfermera, bueno ahora ya jubilada y recuerdo que ella fue quien me incentivó a que practique el básquet, no vengo de una familia muy deportista. Recuerdo que mi primer equipo fue con el profesor Oscar Ponce a mis seis años cuando estaba en primero básico, era el club Universitario.

EP: ¿Recuerda su primera práctica?

DF: No mucho el primer día, pero si con seguridad mi primer año en el que era muy diferente la ciudad, vivía por la calle Cochabamba y bajaba sólo con mi balón hasta el coliseo Luis Parra a entrenar con el profesor Ponce, recuerdo que la práctica era a las dos de la tarde. Los tiempos eran diferentes, una Tarija mucho más chica donde se conocían todos y la seguridad era otra, hermosos recuerdos.

EP: ¿Qué nos puede decir sobre sus primeras selecciones tarijeñas, viajes, planteles integrados?

DF: A los diez años con el profesor Oscar Ponce tuvimos una invitación en Sucre para jugar un torneo Sudamericano, fue una competencia que marcó un “click” en mi forma de ver el básquet, ese fue mi primer certamen fuera de Tarija. Luego a los 14 fuimos a Villazón a un nacional y de ahí en más se vieron infinidad de equipos tarijeños según la categoría. Ya en tiempo de juvenil apareció el profesor Carlos Veramendy que fue no solo un gran entrenador y persona, sino que para mí un mentor en lo personal. Es él quien me lleva a La Salle en mi primer ciclo en ese club.

EP: Hoy es emblema de La Salle, pero pasó también por otros clubes

DF: Cuando tenía catorce años, aparece un elenco de los Vacaflor, que me invitan a ser parte de un equipo que recién había ascendido a Primera, ese año fue fabuloso para mí, descendimos (sonríe) y jugué toda la temporada no porque sea el mejor del equipo o titular indiscutible, sino porque no iban a jugar y generalmente éramos cinco justos en cada cotejo (continúa con la sonrisa), gané roce siendo muy pequeño.

Pasé por La Salle que me lleva Veramendy, después fui a Unpayú, un equipo del que tengo buenos recuerdos porque pude compartir con amigos muy cercanos, recuerdo que salimos campeones después de una sequía de varios años. De ahí, jugué una Dimabol para Cosett, estuve en Nonis de Santa Cruz también, en Ingavi de La Paz, pero tiempos muy cortos, cuando volví a La Salle fue para quedarme hasta el día de hoy.

EP: ¿Técnicos en su carrera?

DF: Muchos la verdad, tengo que agradecer a todos porque uno nunca deja de aprender, desde los primeros como Oscar Ponce y Carlos Veramendy, pasando por Julio “Michi” Montellano, Freddy “Negro” Ortega, hasta los últimos de Libobasquet, Giovanni Vargas y todos, no me quiero olvidar de ninguno porque fueron varios y de cada técnico uno saca algo importante.

EP: ¿Qué le dejó la Selección de Bolivia?

DF: Es una camiseta que significa mucho en mi carrera, jugué hasta el año pasado con 38 años un sudamericano y tuve buena cantidad de minutos en cancha por la confianza que me dio Giovanni (Vargas). Creo que la selección es un campo muy lindo para explotar, porque tenemos mucho talento, pero los jugadores no cuentan quizá con las condiciones para trabajar, son micro ciclos muy pequeños de un par de días contra otros equipos sudamericanos que se preparan con giras y otra logística. Aprendí mucho en ese sentido y creo que ahora que dejaré el básquet de alguna manera ojalá pueda apoyar con mi experiencia a que Bolivia cambie ese chip de inferioridad.

EP: ¿Bolivia en el ámbito internacional compite contra Bolivia misma?

DF: Se tiene que cambiar la mentalidad del dirigente del básquet boliviano y la vara a medir somos nosotros mismos, más allá de que se creció en los últimos años, la brecha con las grandes potencias sudamericanas se está acrecentando, porque hay equipos que ya piensan como europeos o selecciones de élite mundial, Argentina, Brasil y Venezuela. Si nosotros mejoramos, Chile, Paraguay, Ecuador, no están tan lejos, pero para si ellos se están preparando diez veces más en este último nosotros debemos trabajar veinte veces más si queremos alcanzarlos.

Me da pena cuando se critica a los jugadores en el básquet, el basquetbolista en Bolivia no es profesional y todo lo que puede dar dentro de sus limitaciones lo hace por el amor a la disciplina.

EP: ¿No se puede todavía vivir del básquet en Bolivia?

DF: Yo aplaudo lo que están haciendo los equipos de Potosí, poco a poco se están abriendo puertas para que algunos jugadores puedan dedicarse íntegros al básquet, pero falta mucho, por el momento lo veo bastante complicado, La Salle que a mi punto de vista es el mejor organizado con cantera y correctamente estructurado, termina los torneos de Libobasquet con números en rojo.

EP: ¿Se estancó la Libo?

DF: En lo deportivo hubo una evolución, pero en lo organizativo hay muchas deficiencias, se paró medio año con la intención de iniciar una mejor versión, pero llegó este torneo y los problemas siguen siendo los mismos, es más están peor. El inconveniente es que no nos ponemos de acuerdo, hace 20 años en el 97 ya había la intensión de formar la Liga y por nuestra forma de ser recién hace poco iniciamos. El eje tiene que ser el jugador porque ellos son los que dan el espectáculo, a mí me apena lo que por ejemplo está pasando con Calero en esta versión.

EP: ¿Cuál es su opinión sobre el caso Axel Veizaga?

DF: Fue mal asesorado, se pusieron en principio las reglas del juego a mi punto de vista mal, pero si ya se las puso deberían haberse respetado las mismas, repito fue mal asesorado y el principal perjudicado es él, un jugador de nivel de selección boliviana que puede llegar a terminar siendo castigado.

EP: ¿Cómo ve el básquet local?

DF: En lo institucional se logró algo impensado hace cuatro años atrás, infraestructura envidia de cualquier ciudad de Sudamérica (se refiere al coliseo Guadalquivir y el Centro de Alto Rendimiento), valoro las gestiones de Churki (Juan Coronado, presidente de la Asociación) porque en su momento fue bastante criticado, pero ahí está lo conseguido y nadie nos lo quita.

Ahora en el torneo de Asociación la Libobasquet quitó mucho, los Final Four no son los mismos de antes siendo que continúan con refuerzos extranjeros. Yo no soy partidario de que los basquetbolistas de Liga no puedan jugar el torneo local, yo sostengo que mientras más competencia exista, mejor, tanto para ese basquetbolista del equipo de Liga como para el rival que lo enfrenta.

EP: ¿Tarija es la capital del básquet?

DF: Sin lugar a dudas, en Tarija todo el mundo sabe de básquet, al que preguntas te responde o está al tanto por el hecho de que mucho, poco o alguna vez practicó. Me sorprende el conocimiento de las personas sobre temas tácticos, reglamentarios, del torneo, es algo que no se da en otra parte de Bolivia.

EP: Se dice que al ser un deporte amateur no solamente te deja cosas en lo deportivo, sino también lazos de amistad fuertes, ¿es verdad esa esencia del básquet chapaco?

DF: En lo personal el básquet me dio mis más grandes amigos, creo que al no ser profesional no existe esa “chicaca” ni competencia desleal que comienza a aparecer cuando te estás jugado otros intereses, que por ejemplo hay en el fútbol. El básquet en Tarija es amateur y mantiene todavía esa esencia de hacerlo puramente por amor y pasión por este deporte.

EP: Cuéntenos sobre los últimos años de su carrera, el “Chino” capitán de La Salle

DF: Estas últimas cinco temporadas fueron las más gloriosas de mi carrera, fue la etapa donde conseguí mis mejores logros y estuve mucho más maduro y pude brindar mi mejor básquet al equipo, siendo La Salle protagonista de todas las versiones y habiendo obtenido dos títulos de Libobasquet. La capitanía no es un peso, al contrario es un orgullo porque represento a un grupo de jugadores muy consolidado y con gran identidad, me toca por ahí al ser el mayo apoyar de distintos lados.

EP: Daniel, ¿se arrepiente de algo dentro del básquet?

DF: Para nada, creo que di todo lo que tenía que dar y me voy feliz por haber hecho todo lo que estaba a mi alcance. Actualmente mi cabeza está en otro lado y tengo responsabilidades, pero en el tiempo que jugué fueron más las derrotas que las victorias y la cantidad de amigos y experiencias que tuve, con eso me quedo.

EP: ¿Se despide de la forma que imaginó?

DF: Sí, porque La Salle es el equipo con el que identifico y que creo que tiene un proceso de chicos que están esperando su momento por detrás. Me tocó vivir la etapa más gloriosa de La Salle y con compañeros que podrían ser mis hijos, el básquet tiene eso.

EP: ¿Habrá Chino entrenador en el futuro?

DF: Me imagino siempre ligado al básquet, pero entrenador no. Para ser director técnico quisiera serlo dedicado a full, pero me demandaría tiempo y ese factor es por el cual estoy dejando la actividad. Lo que sí quiero es apoyar al club y trasmitir lo que sé para el bien de la institución y por qué no pensar en sumar también a la Federación y Libobasquet dando la cara y como ex basquetbolista ser una cara visible para proteger a los jugadores, que en el último tiempo se ha descuidado a nivel nacional.

EP: Para cerrar, ¿cuáles fueron los motivos que lo llevaron a tomar la decisión de dejar el básquet?

DF: En lo primero que se piensa es en la edad y lo físico, y quiero decir que no es ese el problema porque el cuerpo todavía me responde, es más un tema mental y responsabilidades que te demanda el deporte competitivo. Mi intención es poder brindarle a mi familia más tiempo y espacio, ya que con la actividad del básquet muchas veces se ve mermada, por los viajes, entrenamientos y actividades cotidianas. Voy a seguir jugando toda mi vida, pero ya en nivel competitivo.

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