El nombre de Giovanny Anton Vargas Cadima (Cochabamba, 26 de junio de 1984) es sinónimo de éxito en la Liga Boliviana de Básquetbol (Libobásquet): es el técnico más ganador del torneo con cuatro títulos y con tres clubes diferentes, logros que atribuye a la formación que tuvo en el exterior.
En las dos primeras ediciones triunfó con el tarijeño La Salle, luego llegó a la cima con otro club de Tarija: Vikingos.
Su conquista más reciente fue con Calero, que en la final potosina frente a Pichincha regaló un título a este departamento que por primera vez llegó a lo más alto del torneo de básquetbol más importante que hay en Bolivia.
“Esto es fruto de todo el estudio que mi persona hizo durante este tiempo. Siempre me he preparado, todos los días he aprendido nuevas cosas y creo que la clave para todo esto es el estudio, estudio y estudio”, recalca Vargas.
Antes de ser estratega fue jugador y desde sus 14 años comenzó a practicar en el Club Anglo Americano, luego estuvo en otros equipos como: Wilstermann, Universidad Católica, Univalle, entre otros.
Jugó hasta sus 26 años. Llegó a la selección nacional U-20 que disputó un Sudamericano en Chile, donde no le fue bien. “A la vuelta de ese campeonato tomé la decisión de formarme como entrenador para que las futuras generaciones no pasen por lo que nosotros pasamos”.
Cuando tenía 25 años fue a estudiar a la Escuela Nacional de Entrenadores de Básquetbol de Argentina (Eneba), donde se quedó por dos años hasta terminar la carrera.
“Me fui a vivir allá, tuve la ayuda de mis padres, la Federación (Boliviana de Básquetbol) me colaboró con los pasajes. La enseñanza es muy diferente, uno ahí entiende que no es suficiente ser exjugador para ser entrenador, sino que se necesita de mucho estudio para lograr grandes cosas”.
Además, tuvo a notables técnicos argentinos como maestros. “Rubén Magnano, entrenador de la selección campeona de Atenas 2004; Enrique Tolcachier, coordinador la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB); Wálter Garrone, entrenador de Argentina por más de 10 años; Ricardo Bojanich, el mejor técnico de las divisiones formativas en ese país”.
Lo más importante que aprendió es el trabajo en las menores, donde la enseñanza de los fundamentos es lo básico y lo primordial.
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