lunes, 16 de abril de 2018
Libobásquet en el camino pedregoso al profesionalismo
La Liga Boliviana de Básquetbol (Libobásquet), rama varones, comenzó en marzo de 2014 como una gran promesa y el impulso para ser el vehículo que llevaría al básquetbol nacional hacia el profesionalismo.
A poco más de cuatro años, el camino se ha vuelto totalmente accidentado, pedregoso y dificultoso. Según estimaciones de la Federación Boliviana de Básquetbol (FBB), en 2019 Bolivia debería contar con una división profesional, pero este proyecto aún debe esperar un tiempo más para cumplir su objetivo.
Y es que muchos factores han incidido para que la Libobásquet no cumpla su cometido, como la falta de apoyo de empresas públicas y estatales, seriedad en las convocatorias y los mismos clubes que componen la Liga, además que el jugador boliviano no puede dedicarse de lleno al básquetbol profesional.
El talón de Aquiles
La Libobásquet fue concebida desde un inicio con la presencia de 12 clubes, todos ellos en representación de las ciudades de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Oruro, Potosí, Sucre y Tarija.
A meses de la iniciativa, muchos equipos se alejaron del proyecto y éste estuvo cerca de desestabilizarse por la falta de participantes.
Pero la rápida intervención de la FBB hizo posible que el certamen comience con 10 clubes y el éxito sea rotundo en sus primeras dos versiones: auspiciadores y transmisión en vivo por televisión.
“El objetivo todavía no está plasmado. Creemos que aún somos una liga en crecimiento. Queremos que los clubes se vuelvan instituciones. Algunos clubes no consiguen su personería jurídica. En el tema torneo, falta que se institucionalice y que muchas veces la federación debe pasar por alto, por eso falta que se asuma con más seriedad y sus administraciones aún siguen dependiendo de una o dos personas”, sostuvo Gustavo Carmona, vicepresidente de la FBB.
La falta de apoyo y patrocinio son los principales problemas que la Libobásquet debe superar.
En 2014, el certamen de canasta fue visto en todo el país y el exterior gracias a la señal de Bolivia TV, empero los constantes cambios de gerencia en el canal estatal han pasado factura y las transmisiones quedaron en el pasado.
El patrocinio de algunas empresas se mantuvo pese a los años, pero la falta de una transmisión masiva no seduce a otras entidades a sumarse al proyecto, lo que retrasa considerablemente el avance hacia el profesionalismo.
“Hubo mucho entusiasmo al principio por parte de los clubes e inclusive el público respondía porque era una novedad. Los coliseos estaban llenos, los jugadores extranjeros eran la novedad. En el segundo año comenzó el déficit, pero no creo que haya un club, excepto los de Potosí, que no tengan déficit. La gente empezó a retacear su concurso”, expresó Orlando Almanza, presidente del club Peñarol, elenco fundador de la Libobásquet.
Esa falta de apoyo, incluso de las autoridades municipales y gubernamentales, ha generado un vacío económico importante en los equipos participantes. Según Almanza, esto pone en riesgo la presencia de muchos de los equipos animadores del certamen.
Clubes como Peñarol viven a diario el drama de tener que solventar gastos para los tres refuerzos extranjeros que exige la normativa y cuyo tope salarial es de 2 mil dólares, además de costear los viajes sin auspiciadores o aporte económico por recaudaciones merman el crecimiento de la Libobásquet.
Seriedad en la Libobásquet
La seriedad debería ser el principio general en los torneos de esta liga.
No obstante, los últimos dos años han sido de observaciones, torneos cortos, impugnaciones y cambios de reglamentos que han dejado mucho descontento, siendo así que la falta de seriedad frena el crecimiento de la Libobásquet que apunta a ser profesional.
“La federación quiere comenzar el campeonato en junio, una vez que finalicen los Juegos Suramericanos. Para mí, no se toma en cuenta la realidad, y jugar en invierno es retacear el concurso del público y no se juega en la mejor época del año, que es en agosto, septiembre y octubre”, dijo Almanza.
Similar criterio virtió Carmona, quien aseguró que uno de los principales problemas radica en el hecho de que no existe una fecha fija para el inicio del campeonato, algo que quita seriedad y aleja a las posibles empresas que pueden invertir.
“Un año empezamos en marzo, al otro en abril y luego en junio. Tampoco hay una manera productiva de hacer una planificación. Nos falta caminar”, apuntó Carmona.
En las últimas versiones, el torneo comenzó en diferentes fechas e incluso en la temporada 2016 se suspendió el torneo Clausura por diferentes observaciones. En 2017 se jugó una sola versión larga y que dejó a los clubes y jugadores sin actividad durante varios meses.
Sin una planificación adecuada, la Libobásquet seguirá retrasando su arribo al profesionalismo.
Sueldos a jugadores
El principal anhelo de la FBB para los basquetbolistas nacionales es que puedan percibir sueldos y así dedicarse íntegramente a la práctica de este deporte.
No obstante, la realidad en la Libobásquet es otra: sólo algunos clubes pagan un sueldo, pero la gran mayoría de los basquetbolistas deben alternar su pasión por este deporte con un trabajo.
“Por esa razón es que debemos profesionalizarnos. Es la única manera de salir de los últimos lugares que tenemos en Sudamérica. Debemos tener jugadores que se dediquen de lleno al básquetbol. No debe ser simplemente como un hobby, ya contamos con una liga y juegan cinco meses, pero los restantes siete deben buscarse la vida. La federación debe contar con una fecha y no llamar a un Consejo (Superior) para preguntarles a los clubes cuándo quieren empezar”, dijo Giovanny Vargas, entrenador de Calero y tetracampeón de la Libobásquet con diferentes divisas.
Asimismo, el técnico valluno relató que en los clubes en los que trabajó se hacían muchos esfuerzos para poder pagar a los jugadores, pero la falta de apoyo externo imposibilita que hayan salarios fijos para los deportistas nacionales.
En carne propia, los basquetbolistas viven a diario su trabajo con el deporte.
La necesidad de mantener una familia o alternar sus estudios con el básquetbol se han vuelto prácticas que toman todo el día.
“Estamos un poco frustrados porque darle 100 por ciento al deporte es más complicado para los que trabajamos, ya que a veces estamos ocho horas trabajando y los que somos médicos a veces lo hacemos hasta 14 o 16 horas y eso no te permite rendir. Hay muchos jugadores incluso que estudian e ir a competir contra los refuerzos extranjeros es más difícil. Creo que la Libobásquet está dando sus primeros pasos y que dentro de poco podrá darse esto de pagar a los jugadores nacionales”, indicó Mauricio Asbún, jugador de La Salle-Olympic y que es médico de profesión.
Según relató Asbún, la imposibilidad de dedicarse íntegramente al básquetbol los obliga a entrenar por las noches, muchas veces iniciando a las 23:00 y por falta de canchas.
En las primeras versiones, el público llenó coliseos. Con el paso del tiempo, la crisis comenzó
OPINIONES
"Para generar los sponsors nos es bastante complicado porque todo es fútbol, pese a que el básquetbol ha demostrado tener su público y sus propias características". Gustavo Carmona. Vicepresidente FBB
"Estamos a dos o tres años de llegar al profesionalismo. A un mediano plazo se puede llegar, siempre y cuando haya dirigencia con más capacidad de manejar los equipos". Giovanny Vargas DT de básquetbol
"En este año se quiere empezar el torneo en junio, después de los Juegos Suramericanos. Jugar en época de invierno es retacear el concurso del público. No es lo mismo ir en invierno que asistir en verano". Orlando Almanza. Presidente de Peñarol
"Dedicarse sólo al básquetbol debe ser un paso hacia el profesionalismo. Hay muchos casos, pero creo que por ahora sólo los equipos potosinos pueden pagar sueldos por el apoyo que tienen". Mauricio Asbún. Jugador La Salle-Olympic
TRES ABANDONOS MARCAN LA HISTORIA DE LA LIBOBÁSQUET
UCB de Cochabamba, Ingenieros de Oruro y Bolmar de La Paz son los primeros ejemplos de abandono de la Libobásquet en cuatro años de vida, esto por la falta de sustento económico que les permita crecer como clubes.
El quinteto valluno fue el primero en dejar la liga en 2014 y su lugar fue ocupado por La Salle-Olympic.
Ingenieros dejó la Libobásquet en 2015 y Calero ingresó en su reemplazo.
Finalmente, Bolmar no asistió a la Ligulilla por el descenso y dejó su cupo en favor de CARL A-Z.
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