lunes, 18 de mayo de 2020

Corrales: “Hay peligro de que los entrenadores se dediquen a otras cosas”

El estratega de baloncesto avisa que muchas escuelas se verán seriamente afectadas con lo que deje la pandemia. El propio DT había abierto su club (Huracán), pero se cuestiona cómo retomará ese proyecto.



Marco Corrales, uno de los entrenadores de baloncesto más conocidos en el ambiente local, utiliza un ejemplo para intentar graficar la crisis que les espera a los entrenadores del deporte de la canasta, ante la incertidumbre de saber qué efectos dejará la pandemia en el deporte. Hace algunos días, el DT tuvo una reunión virtual con pares de Argentina. Allí, uno de ellos compartió su situación. Contó que el club en el que se desempeñaba le advirtió que le pagaría el sueldo de marzo completo, pero que el correspondiente a abril sería por la mitad y que, luego de ello, prescindiría de sus servicios.

“Hablamos de un club importante de Argentina. Si un equipo grande despide a sus entrenadores, ¿qué va a ser de los pequeños y de nuestra economía en Bolivia? Así como preocupa la parte monetaria, también inquieta que los entrenadores busquen otras actividades”, anticipa el cochabambino, que dirigió instituciones de la Liga Boliviana de Básquetbol (Libobasquet) como La Salle-Olympic y Peñarol.

Corrales concluye que, de todos modos, es momento de apelar al optimismo y buscar reinventarse. “En un grupo decíamos que, después de esto, todos tendremos que ser mejores si queremos una vida de calidad. Si esto pasó, es por algo. Hay que tomarlo como un reto, pero hay peligro de que los entrenadores se dediquen a otras cosas”.

Por su experiencia en el área, analiza que la mayor parte de los clubes de Bolivia se sostiene con el aporte de los padres de familia. De ahí el descalabro que podrán sufrir las instituciones que forman las bases del baloncesto. El deporte pasará a un segundo plano, teniendo en cuenta que las prioridades en las viviendas serán las deudas y las obligaciones propias al día a día. “No sé si la mayoría de los papás tenga dinero para que los hijos hagan deporte. Es un poco complicado”.

Corrales, quien también trabaja como profesor de educación física en el colegio Federico Froebel, había creado un club, que llamó Huracán. Consiguió concretar el proyecto con la colaboración de dos padres que aprobaron el plan. Sin embargo, la crisis actual golpeará dicho emprendimiento. “Cuando empezó la pandemia, cortamos las clases. No cobramos un centavo desde esa fecha hasta ahora, ¿cómo yo podría volver con mi club? Mínimamente, un 60% de equipos depende del aporte de los padres”.

De todos modos, confía en que el optimismo es el mejor camino y que ya habrá tiempo para retomar los hilos de lo que se estaba haciendo en el básquetbol nacional. “Hay que pensar que vamos a renacer de las cenizas. Hemos logrado jugar de tú a tú con potencias sudamericanas, adelantándonos a lo que no hicimos antes. Queríamos seguir dando pasos agigantados. La idea en mi cabeza la tengo intacta”.

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